Por Simone Weil
"El gran enigma de la vida humana no es el sufrimiento sino la desgracia. No resulta sorprendente que los inocentes sean asesinados, torturados, exiliados de sus paises, reducidos a la miseria o a la esclavitud, encerrados en campos de concentración o en calabozos, puesto que hay criminales capaces de hacer esas cosas. Tampoco llama la atención el hecho de que haya enfermedades que causan largos sufrimientos, que paralizan la vida y la transforman en una imagen de la muerte, puesto que la naturaleza está sometida a la combinación ciega de fuerzas mecánicas. Pero lo que sí es asombroso es que Dios pudo haberle dado a la desgracia este poder de apoderarse de las mismísimas almas de los inocentes para poseerlas como su soberano señor. En el mejor de los casos aquel que se encuentra estigmatizado por la desgracia sólo conservará la mitad de su alma." Así la Weil, en un texto peliagudo, difícil, intrincado y de materia subida. Quisimos ayudar al lector con una traducción lo más transparente posible.