Por supuesto, está lleno de zopencos que creen que no existe una "cuestión judía". Este texto no es para ellos, sino para quienes creen que nuestros "hermanos mayores" vivieron, y viven, la cuestión fidelidad-infidelidad a Dios de manera primordial, eminente, arquetípica. La posibilidad de que el hombre le diga a Dios que no. O que sí. Sólo el gran Frank-Duquesne podría haber resaltado la eterna actualidad de este asunto en semejantes términos (con una sorprendente referencia a lo que, anticipa, ocurrirá al fin de los tiempos).