Por ETVOILA
El viejo Bruck, sacerdote dominico, original, agudo y valiente, supo hacer una perfecta etopeya de los teólogos progresistas, de los clérigos, obispos incluidos, que se venían con todo, con su nueva teología que arrasaría con todo después de Vaticano II. Son sólo cuatro páginas, pero... ¡Mamma mía!, ¡qué páginas!