Por ETVOILA
Sin dudas, “Pedro el vagabundo” es etopeya del propio Belloc que se imagina capaz de pronunciar un largo discurso en su lecho de muerte. El discurso es análogo a tantos que pronunció su amigo G. K. Chesterton en tantas oportunidades: celebración de la existencia, de la vida, de los hombres. Y sin embargo, hay un inconfundible tinte “belloquiano” en un ditirambo que lo distingue agudamente. Lo que no le quita valor, qué le va a quitar.