Una pena observada.

Cosa terrible cuando se pierde un cónyugue que se ha amado mucho, durante muchos años (tan difícil aprender a convivir, tan difícil aprender a sobrellevar la viudez). Pero claro, la muerte de alguien querido es tremendamente doloroso por lo menos para los que quedan aquí. Da la impresión de que no hay consuelo posible. Uno se queda sin palabras... No Lewis, sin embargo, que puso en palabras su propia pena, quizá con la intuición de que le serviría a alguno para ir llevando el dolor... (en vida, lo publicó con pudoroso pseudónimo). En fin, si usted conoce un caso así, y si se anima, baje este texto, aníllelo, regáleselo a quien la pasa tan mal. Es lo que he hecho más de una vez con resultados sorprendentes. No que no me daba un poco de miedo, viera usted...


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